OH no! Llegó el final de una de las
mejores semanas de nuestras vidas, llena de pasiones, emociones y sentimientos
que desarrollaron un gran afecto hacia esas lejanas tierras.
En el último día, nos levantamos más tarde
pues no había ninguna programación preparada para ese día más que a las 14:30
acudir al aeropuerto con las familias. Todos aprovechamos ese tiempo para hacer
las maletas e intentar cerrarlas, rezando al mismo tiempo para que no pesaran
más de 20kg pero también para disfrutar de la familia la última vez, para jugar
con las mascotas la última vez…
Y pensar que ese es el último desayuno, la
última comida que ibas a tener con esa estupenda familia.
Después de comer, aprovechamos el poco
tiempo que quedaba para prepararnos, ver la por última vez la casa y
despedirnos de la familia que no acude al aeropuerto con nosotras.
Cuesta pensar que no volverás a dormir en
esa cama, que no volverás a comer sobre esa mesa, que no volverás a reírte de
alguna tontería que le hayas dicho o que hayan hecho y que a lo mejor no volverás
a ver a esas personas que parecen extrañas al principio pero que a lo largo de 8 días, nada más, nos han cuidado,
nos han dado cariño y nos han aportado momentos inolvidables y TODO esto no se olvidara frágilmente o no se
olvidara NUNCA.
Al llegar al aeropuerto, tocaba el momento
más difícil y triste del viaje, la despedida. Un momento infernal en el que
todos agradecimos a nuestras familias todo lo que habían hecho por nosotros e
incluso, a alguien se le escaparon algunas lagrimillas y… una mirada atrás les,
de verdad, gracias, gracias por todo.
Ahora tocaba el regreso a una vida normal,
pero aunque melancólicos y nostálgicos siempre felices y graciosos. De camino a
casa, lo pasamos muy bien pues somos unas personas muy animadas.
Y LLEGAMOS al instituto donde nuestras
familias nos esperaban con mucha alegría.
A todo esto, tenemos que decir que granito a
granito, durante este viaje, hemos aprendido a ser unos pequeños FRANCESES.
LORENA FERNÁNDEZ
RAMOS
ALEXIA FUERTES
SANTIAGO
